Lisboa, 24 mar (EFE).- El supervisor bursátil portugués investiga a cerca de 80 inversores que vendieron un porcentaje significativo de títulos del Banco Espírito Santo (BES) poco antes de su caída, con el fin de esclarecer si disponían de información privilegiada.
Así lo apuntó hoy el presidente de la Comisión del Mercado de Valores lusa (CMVM), Carlos Tavares, quien aseguró que ya se ha logrado identificar a la mayoría de estos inversores.
"Ahora lo que hay que hacer es, a partir de la historia, construir o acusar y probar que hubo un uso de información privilegiada", explicó durante su intervención en la comisión parlamentaria que investiga desde hace meses el derrumbe del Grupo Espírito Santo y, por ende, del BES.
El regulador analiza las operaciones realizadas desde una semana antes de la intervención en la entidad financiera, decidida el 4 de agosto.
Entre los investigados, "predominan los inversores institucionales extranjeros", de acuerdo con Carlos Tavares, quien reveló que los vendedores particulares son por el contrario fundamentalmente portugueses y que también existen procesos a empresas "ligadas al BES", sobre todo a través de zonas con ventajas fiscales.
"Muchos de ellos habían adquirido acciones después del aumento de capital, realizado en junio", reveló el presidente de la CMVM, encargada de supervisar las cotizadas en la Bolsa de Lisboa.
El objetivo de la investigación es dilucidar si estos inversores fueron avisados con antelación de las intenciones del Banco de Portugal de intervenir la entidad, algo ilegal por discriminar al resto de accionistas.
En su intervención ante los diputados, que se alargó durante cerca de cuatro horas, Tavares volvió a dejar patente su falta de sintonía con el presidente del Banco de Portugal, Carlos Costa.
En su opinión, el supervisor bancario tendría que haber informado a la Comisión del Mercado de Valores de que estudiaba intervenir el BES para haber podido así suspender la negociación de los títulos del banco en el parqué lisboeta.
"Las acciones no deberían haber sido compradas y vendidas durante los últimos dos días" antes de la intervención, aseguró.
Tavares señaló, asimismo, que "no se pueden excluir" consecuencias jurídicas para algunos de estos inversores en caso de que finalmente se pueda demostrar que vendieron sus participaciones por contar con información privilegiada.
Otro punto de desencuentro con el Banco de Portugal es la solución que se está negociando con los clientes del BES que compraron deuda del Grupo Espírito Santo en oficinas de la entidad financiera lusa.
Medios lusos avanzan hoy que la posible solución pasaría por obligar a los damnificados a recibir una parte de su dinero a cambio de que vuelvan a invertir en el heredero del BES, el Novo Banco, creado únicamente con sus activos saludables.
"Siempre dijimos que no debe haber una solución discriminatoria, que discrimine a los clientes por sus posesiones (...) Hay casos en que las personas necesitan del dinero para vivir y por eso no veo razonable exigirles que aporten más fondos", argumentó.